El cierre del mayor complejo comercial informal del país dejó a 30 mil personas sin trabajo. Los feriantes reclaman la reapertura, mientras el conflicto escala con enfrentamientos, represión y cruces entre Bullrich y el gobierno bonaerense.
La tensión en La Salada no da tregua. Este martes, los feriantes se reunieron frente a los predios clausurados para evaluar nuevas medidas de fuerza, luego de que más de 300 puesteros cortaran el Puente La Noria durante horas. Reclaman la reapertura de Punta Mogote, Ocean y Urkupiña, cerrados tras más de 60 allanamientos vinculados a la detención de Jorge Castillo, el llamado “Rey de La Salada”. En la protesta del lunes, la Policía Federal respondió con balas de goma y gases lacrimógenos, lo que encendió un fuerte cruce entre Nación y Provincia.
La ministra Patricia Bullrich apuntó contra Axel Kicillof al cuestionar la demora de la Policía Bonaerense y acusar de inacción al gobierno provincial. La respuesta llegó por parte del ministro Javier Alonso, quien defendió el accionar bonaerense y recordó que el corte comenzó en jurisdicción federal. Desde la Provincia denunciaron el uso político del operativo por parte de Nación y señalaron que, cuando el conflicto se trasladó a suelo bonaerense, actuaron “en sintonía con la Justicia” y hubo detenciones.
Mientras tanto, miles de trabajadores siguen sin poder acceder a sus puestos, muchos de ellos con mercadería retenida por la Justicia. “La feria es nuestro trabajo, no un delito”, repiten. Con más de 8.000 puestos y unas 30.000 personas afectadas, La Salada representa una red económica que incluye fabricantes, carreros, gastronómicos y transportistas. Sin respuestas claras ni instancias de diálogo, la incertidumbre crece y el conflicto amenaza con agravarse.
