La presión de docentes, familias y organizaciones barriales obligó a la gestión porteña a garantizar la continuidad de cinco jardines maternales ubicados en zonas vulnerables. Las autoridades reincorporaron a las docentes despedidas, pero con contratos más precarios y sin estabilidad más allá de diciembre.
Tras semanas de movilización y reclamos, el gobierno porteño dio marcha atrás con el cierre de cinco jardines maternales públicos ubicados en barrios populares como Chacarita, Bajo Flores, Barracas, Villa Soldati y Los Piletones. La decisión llega luego de la presentación de un amparo judicial impulsado por las familias y la convocatoria a un paro docente. El Ministerio de Educación ofreció reincorporar a las integrantes de los equipos de conducción, pero con condiciones más desfavorables: contratos por fuera del estatuto, sin aguinaldo ni reconocimiento de la antigüedad.
El conflicto había comenzado a fines de mayo, cuando se conoció la intención de cerrar estos espacios educativos, que funcionan bajo convenios entre organizaciones sociales y el gobierno porteño. A pesar de que las documentaciones requeridas para renovar el acuerdo anual se habían presentado en tiempo y forma, las autoridades dejaron vencer los plazos sin firmar la continuidad, lo que llevó al despido de las docentes y al inminente cierre de los centros.
Aunque la reapertura evita la interrupción del ciclo educativo, los gremios y educadores cuestionaron la precarización del nuevo esquema. Las docentes reincorporadas pasarán a desempeñarse como “maestras comunitarias”, una figura más inestable y mal remunerada. “La mayoría va a cobrar hasta 200 mil pesos menos y perder derechos básicos. Aun así, decidieron aceptar para sostener el proyecto pedagógico y evitar que los maternales desaparezcan”, explicó uno de los docentes involucrados. La continuidad, por ahora, solo está asegurada hasta diciembre.